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Del desierto a la prosperidad: Perth, el modelo que Mendoza puede seguir

La experiencia australiana demuestra que una minería bien gestionada no solo genera riqueza, sino que construye ciudades modernas, sostenibles y con alta calidad de vida

Cuando se analiza el impacto de la minería en el desarrollo urbano, pocas historias resultan tan elocuentes como la de Perth. Esta ciudad australiana, ubicada en el estado de Australia Occidental, pasó de ser una urbe remota rodeada de desierto a convertirse en un modelo de modernización, infraestructura de vanguardia y calidad de vida. Su transformación plantea una pregunta directa para Mendoza: ¿puede la provincia argentina seguir el mismo camino?

Hoy, Perth se presenta como un espejo en el que Mendoza podría reflejarse si decide apostar por un desarrollo minero planificado y responsable.

El auge de la minería en Australia Occidental transformó radicalmente el destino de Perth. Con la producción de hierro, oro, litio, níquel y gas natural como motores principales, la región se consolidó como columna vertebral de las exportaciones australianas. La instalación de gigantes globales como BHP, Rio Tinto y Fortescue Metals Group trajo consigo inversiones millonarias que dinamizaron no solo el sector minero, sino toda la economía local. Actualmente, el Producto Bruto Interno per cápita de Perth supera los 98.000 dólares australianos anuales, posicionándola entre las ciudades más prósperas del mundo.

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Esta bonanza no quedó restringida a las estadísticas económicas. Se tradujo en rutas modernas, trenes de última generación, un aeropuerto internacional de gran capacidad y barrios planificados para albergar a una nueva clase media trabajadora. El Optus Stadium, inaugurado en 2018, es emblema de esta transformación: un estadio de primer nivel mundial conectado al transporte para facilitar el acceso masivo a eventos deportivos y culturales.

. El Optus Stadium, emblema de las ciudades modernas con infraestructura del primer mundo.

La salud y la educación también fueron impulsadas por la riqueza minera. Centros como el Fiona Stanley Hospital y el Perth Children’s Hospital ofrecen servicios de alta complejidad, reflejando el compromiso de reinvertir los excedentes en infraestructura pública de calidad. Las universidades locales, como Curtin University y University of Western Australia, formaron generaciones de profesionales en minería, ingeniería, medio ambiente y energía, fortaleciendo el entramado social y productivo de la ciudad.

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Pero Perth no solo innovó en infraestructura física. Desde sus modernos rascacielos, las grandes compañías mineras gestionan operaciones remotas utilizando inteligencia artificial, big data y sistemas de monitoreo en tiempo real. Estas oficinas inteligentes, adelantadas a su época, marcan un modelo de minería moderna que otros países, incluida la Argentina bajo la gestión de Javier Milei, comienzan a replicar.

Central de Operaciones Smart Mining de Río Tinto en Perth, Australia

El sistema de transporte aéreo Fly-In Fly-Out, que permite a los trabajadores residir en Perth y trasladarse en avión a las minas para cumplir sus turnos, consolidó una dinámica urbana saludable, evitando la proliferación de asentamientos aislados. Los salarios mineros, que rondan entre 120.000 y 160.000 dólares australianos anuales, impulsaron una fuerte expansión de la clase media, estimulando el consumo, el acceso a la vivienda y los servicios privados de calidad.

La diversidad se volvió también una marca distintiva de Perth. Británicos, sudafricanos, indios, chinos, europeos y latinoamericanos encontraron allí un lugar de oportunidades, contribuyendo a una sociedad multicultural, abierta a la innovación y al emprendimiento. Grandes marcas internacionales, desde Apple hasta Louis Vuitton, hallaron en Perth un mercado dinámico y en crecimiento, impulsado por una economía abierta y competitiva.

Frente al desafío climático, Perth respondió con una solución sustentable: apostó a la desalinización del agua de mar. Actualmente, cerca del 50% del agua potable consumida proviene de plantas desalinizadoras, financiadas en parte con excedentes de la minería. Esta estrategia no solo garantizó el suministro en tiempos de sequía, sino que posicionó a Perth como líder en gestión de recursos hídricos.

La comparación con Mendoza surge de manera natural. Ambas regiones comparten un clima árido, gran exposición solar, limitaciones hídricas y un relativo aislamiento geográfico respecto de la Capital principal de su país. Sin embargo, mientras Perth decidió abrazar la minería como motor de desarrollo, Mendoza aún debate su potencial. La experiencia australiana enseña que la minería puede ser mucho más que extracción: puede ser educación, infraestructura, innovación, salud y prosperidad económica.

Perth no es fruto de la casualidad. Es el resultado de decisiones estratégicas, planificación de largo plazo y una administración eficiente de los recursos naturales. Mendoza posee los elementos necesarios para seguir esa senda. La oportunidad está al alcance; solo hace falta mantener firme la voluntad política iniciada en 2023 de apostar al futuro, con la actividad minera como valor agregado a todo lo que la provincia cuyana puede ofrecer.