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RIGI a medida del shale: por qué la ampliación favorece a Vaca Muerta y no al convencional

Nación dio algunas pistas de la ampliación del RIGI para perforación y obras de conexión

Nación dio algunas pistas de la ampliación del RIGI para perforación y obras de conexión

El Gobierno nacional anunció la ampliación del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) para el segmento upstream de los hidrocarburos, en un contexto marcado por la proyección de precios bajos del petróleo para 2026. Sin embargo, aunque la medida apunta formalmente a todo el sector, los criterios anticipados por Nación hacen que, en los hechos, el beneficio quede prácticamente limitado a Vaca Muerta.

El encargado de comunicar la decisión fue el secretario de Coordinación de Energía y Minería, Daniel González, quien confirmó que el RIGI se extenderá a proyectos vinculados a la perforación de pozos y obras de conexión. No obstante, aclaró que la letra chica del esquema aún está en elaboración y será objeto de negociación en las próximas semanas.

Pese a ello, ya se definieron al menos tres requisitos clave que funcionan como un filtro natural y que reducen el alcance del RIGI ampliado casi exclusivamente a los desarrollos no convencionales.

El RIGI ampliado apunta a aumentar la producción de gas y petróleo no convencional.

Requisitos para el RIGI ampliado

El primero, y más determinante, es que los proyectos deberán aportar producción incremental de petróleo o gas. El objetivo central del Gobierno es estimular nuevas inversiones que incrementen el volumen de hidrocarburos y fortalezcan el perfil exportador del país. Esta condición resulta difícil de cumplir para el convencional, donde gran parte de las inversiones están orientadas a frenar el declino de campos maduros más que a generar nueva producción, y aún más si se exige que se trate de proyectos nuevos.

El segundo parámetro es la exigencia de un umbral mínimo de inversión. Si bien el monto definitivo aún no fue fijado, en el esquema actual del RIGI el piso se ubica en torno a los 200 millones de dólares. Esa cifra es habitual en Vaca Muerta —equivalente a menos de quince pozos—, pero representa una barrera significativa para muchas operadoras del convencional, cuyos planes anuales de inversión suelen ser considerablemente menores.

El tercer requisito refuerza aún más el sesgo hacia el shale: la producción incremental que permita ingresar al RIGI no podrá transportarse utilizando los cupos existentes. En otras palabras, las empresas deberán sumar capacidad de transporte propia o nueva infraestructura para evacuar ese volumen adicional.

Este punto busca garantizar que el aumento de producción sea real y no el resultado de reasignaciones entre áreas, pero al mismo tiempo deja prácticamente fuera de juego al convencional. Para ese segmento, invertir en nueva capacidad de transporte va a contramano de la necesidad de reducir costos en un escenario de márgenes ajustados.

Mientras se discute la reglamentación final de la ampliación del RIGI, Neuquén —a través de la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (Ofephi)— mantiene una postura activa en el debate. En paralelo, el convencional parece quedar relegado a otras herramientas de alivio, como la reducción de aranceles a la exportación y ajustes en impuestos y regalías provinciales, que el gobierno de Javier Milei viene negociando caso por caso con las provincias.

Así, aunque el anuncio oficial habla de una extensión del RIGI al upstream en general, las condiciones planteadas confirman que el nuevo esquema está pensado, casi exclusivamente, para potenciar el desarrollo de Vaca Muerta.