Cargando clima...

Vaca Muerta enfrenta un déficit crítico de ingenieros y vuelve a exponer la desconexión del sistema educativo

La problemática implica un desafío para las universidades del país. La mala formación desde el secundario es uno de los factores

Argentina gradúa apenas 6.000 ingenieros por año, muy por debajo de los 10.000 que necesita para abastecer la demanda de sectores estratégicos como Vaca Muerta. La brecha formativa vuelve a quedar en evidencia y abre un debate urgente: ¿por qué el país no logra formar los profesionales que su economía requiere?

El panorama fue puesto sobre la mesa a partir de un reciente informe que mostró cómo la escasez de ingenieros impacta en el desarrollo del yacimiento neuquino, que hoy concentra el 42% de las ofertas laborales para profesionales del sector energético. Los datos, contundentes, revelan una desconexión profunda entre el sistema educativo y las necesidades del mercado.

Un debate que crece

Tras conocerse el informe, múltiples voces se sumaron a reflexionar sobre el problema. Entre ellas, el legislador rionegrino Juan Martin, quien advirtió que la falta de ingenieros es especialmente crítica en la industria energética.

La proporción de graduados en ingeniería, ciencias y tecnología apenas alcanza el 14,2% del total de egresados universitarios en Argentina. El contraste regional es notable: México registra 25,8% y Colombia 23,9%.

Un informe alertó sobre la falta de mano de obra calificada en Vaca Muerta.

Un déficit que viene de lejos

La escasez de ingenieros no es nueva. En 2003, Argentina formaba un ingeniero cada 8.000 habitantes; en 2011, uno cada 5.700. Pero aun así, el país continúa muy por detrás de otras naciones:

  • China: 1 cada 2.000 habitantes
  • Alemania y Francia: 1 cada 2.300
  • México y Chile: 1 cada 4.500

El especialista Alieto Guadagni ya advertía hace años la magnitud del desbalance: mientras Argentina gradúa 70 ingenieros por cada 100 abogados, Chile forma 200 ingenieros por la misma cantidad de abogados. “¿Quién va a crecer en el siglo XXI?”, planteaba en una célebre entrevista con Carlos Pagni.

Un plan que no alcanzó

Para revertir la tendencia, en 2012 el Gobierno lanzó el Plan Estratégico de Formación de Ingenieros 2012–2016, cuyo objetivo era llegar a un ingeniero cada 4.000 habitantes y alcanzar los 8.000 graduados por año. La meta más ambiciosa proyectaba 10.000 egresados anuales.

El plan, vinculado a estrategias industriales y agroindustriales, no logró cumplir sus objetivos. La falta de ingenieros seguía sin resolverse porque el problema, como quedó claro, comenzaba mucho antes.

La raíz del problema: las bases educativas

La crisis no se limita a la educación superior. Los especialistas coinciden en que los estudiantes llegan al final de la secundaria sin las herramientas básicas para afrontar carreras científico-tecnológicas.

“Para estudiar ingeniería hay que saber matemática”, señaló el legislador Juan Martin. “Pero las pruebas Aprender muestran que muchos alumnos terminan la secundaria sin poder resolver una regla de tres simple. ¿Cómo van a elegir estudiar ingeniería?”.

Vaca Muerta sin profesionales: un llamado de atención

La pregunta inicial —¿por qué Vaca Muerta se queda sin profesionales?— no tiene una sola respuesta. La falta de ingenieros es un problema estructural que exige un abordaje integral:

  • Fortalecer la formación en matemáticas y ciencias desde edades tempranas.
  • Modernizar los programas educativos.
  • Conectar universidades y empresas para alinear perfiles con la demanda real.

Mientras tanto, sectores estratégicos como Vaca Muerta y la minería siguen expandiéndose y demandando talento calificado que hoy no está disponible.

Superar esta “desconexión educativa” no es solo una necesidad del sistema académico: es una condición indispensable para garantizar el desarrollo productivo y energético del país.